domingo, 23 de octubre de 2011

Utopía

Las Mujeres según Galeano

Eduardo Galeano - Las mujeres - Video

Eduardo Galeano - Las mujeres - Textos

La cultura del terror /6

Pedro Algorta, abogado, me mostró el gordo expediente del asesinato de dos mujeres. El doble crimen había sido a cuchillo, a fines de 1982, en un suburbio de Montevideo.
La acusada, Alma Di Agosto, había confesado. Llevaba presa más de un año; y parecía condenada a pudrirse de por vida en la cárcel.
Según es costumbre, los policías la habían violado y la habían torturado. Al cabo de un mes de continuas palizas, le habían arrancado varias confesiones. Las confesiones de Alma Di Agosto no se parecían mucho entre sí, como si ella hubiera cometido el mismo asesinato de muy diversas maneras. En cada confesión había personajes diferentes, pintorescos fantasmas sin nombre ni domicilio, porque la picana eléctrica convierte a cualquiera en un fecundo novelista; y en todos los casos la autora demostraba tener la agilidad de una atleta olímpica, los músculos de una fuerzuda de feria y la destreza de una matadora profesional. Pero lo que más sorprendía era el lujo de detalles: en cada confesión, la acusada describía con precisión milimétrica ropas, gestos, escenarios, situaciones, objetos.
Alma Di Agosto era ciega.
Sus vecinos, que la conocían y la querían, estaban convencidos de que ella era culpable:
- ¿Por qué? .preguntó el abogado.
- Porque lo dicen los diarios.
- Pero los diarios mienten, dijo el abogado.
- Es que también lo dice la radio, explicaron los vecinos-.
¡Y la tele!

El parto

Tres días de parto y el hijo no salía: - Tá trancado. El negrito tá trancado - dijo el hombre.
Él venía de un rancho perdido en los campos. Y el médico fue.
Maletín en mano, bajo el sol del mediodía, el médico anduvo hacia la lejanía, hacia la soledad, donde todo parece cosa del jodido destino; y llegó y vio.
Después se lo contó a Gloria Galván:
- La mujer estaba en las últimas, pero todavía jadeaba y sudaba y tenía los ojos muy abiertos. A mí me faltaba experiencia en cosas así. Yo temblaba, estaba sin un criterio. Y en eso, cuando corrí la cobija, ví un brazo chiquitito asomando entre las piernas abiertas de la mujer.
El médico se dio cuenta de que el hombre había estado tirando. El bracito estaba despellejado y sin vida, un colgajo sucio de sangre seca, y el médico pensó: No hay nada que hacer.
Y sin embargo, quién sabe por qué, lo acarició. Rozó con el dedo índice aquella cosa inerte y al llegar a la manito, súbitamente la manito se cerró y le apretó el dedo con alma y vida.
Entonces el médico pidió que le hirvieran agua y se arremangó la camisa.

La maromera

Luz Marina Acosta era muy niña cuando descubrió el circo Firuliche.
El circo Firuliche emergió una noche, mágico barco de luces, desde las profundidades del lago de Nicaragua. Eran clarines guerreros las cornetas de cartón de los payasos y altas banderas los harapos que flameaban anunciando la mayor fiesta del mundo. La carpa estaba toda llena de remiendos, y también los leones, leones jubiladitos; pero la carpa era un castillo y los leones eran los reyes de la selva: y era la reina de los cielos aquella rechoncha señora, fulgurante de lentejuelas, que se balanceaba a un metro del suelo.
Entonces Luz Marina decidió hacerse maromera. Y saltó de verdad, desde muy alto, y en su primera acrobacia a los seis años de edad, se rompió las costillas.
Y así fue, después, la vida. En la guerra, larga guerra contra la dictadura de Somoza, y en los amores; siempre volando, siempre rompiéndose las costillas.
Porque quien entra al circo Firuliche, no sale nunca.


La abuela

La abuela Bertha Jensen murió maldiciendo.
Ella había vivido toda su vida en puntas de pie, como pidiendo perdón por molestar, consagrada al servicio de su marido y de su prole de cinco hijos, esposa ejemplar, madre abnegada, silencioso ejemplo de virtud: jamás una queja había salido de sus labios, ni mucho menos una palabrota.
Cuando la enfermedad la derribó, llamó al marido, lo sentó ante la cama y empezó. Nadie sospechaba que ella conocía aquel vocabulario de marinero borracho. La agonía fue larga. Durante más de un mes, la abuela vomitó desde la cama un incesante chorro de insultos y blasfemias de los bajos fondos. Hasta la voz le había cambiado.
Ella, que nunca había fumado ni bebido nada que no fuera agua o leche, puteaba con voz ronquita. Y así, puteando, murió: y hubo un alivio general en la familia y en el vecindario.
Murió donde había nacido, en el pueblo de Dragor, frente al mar, en Dinamarca. Se llamaba Inge. Tenía una linda cara de gitana. Le gustaba vestir de rojo y navegar al sol.

Celebración de la amistad /2

Juan Gelman me contó que una señora se había batido a paraguazos, en una avenida de París, contra toda una brigada de obreros municipales. Los obreros estaban cazando palomas cuando ella emergió de un increíble Ford a bigotes, un coche de museo, de aquellos que arrancaban a manivela; y blandiendo su paraguas, se lanzó al ataque.
A mandobles se abrió paso, y su paraguas justiciero rompió las redes donde las palomas habían sido atrapadas. Entonces, mientras las palomas huían en blanco alboroto, la señora la emprendió a paraguazos contra los obreros.
Los obreros no atinaron más que a protegerse, como pudieron, con los brazos, y balbuceaban protestas que ella no oía: más respeto, señora, haga el favor, estamos trabajando, son órdenes superiores, señora, por qué no le pega al alcalde, cálmese señora, qué bicho la picó, se ha vuelto loca esta mujer.
Cuando a la indignada señora se le cansó el brazo, y se apoyó en una pared para tomar aliento, los obreros exigieron una explicación.
Después de un largo silencio, ella dijo: -“Mi hijo murió”.
Los obreros dijeron que lo lamentaban mucho, pero que ellos no tenían la culpa. También dijeron que esa mañana había mucho que hacer, usted comprenda.
-“Mi hijo murió”- repitió ella.
Y los obreros: que sí, que sí, pero que ellos se estaban ganando el pan, que hay millones de palomas sueltas por todo París, que las jodidas palomas son la ruina de esta ciudad.
-“Cretinos”- los fulminó la señora.
Y lejos de los obreros, lejos de todo, dijo: -“Mi hijo murió y se convirtió en paloma”.
Los obreros callaron y estuvieron un largo rato pensando.
Y por fin señalando a las palomas que andaban por los cielos y los tejados y las aceras propusieron:
- Señora: ¿”porqué no se lleva a su hijo y nos deja trabajar en paz”?
Ella se enderezó el sombrero negro.
- ¡”Ah, no”! ¡”Eso sí que no”!. Miró a través de los obreros, como si fueran de vidrio, y muy serenamente dijo:
-“Yo no sé cuál de las palomas es mi hijo. Y si supiera, tampoco me lo llevaría. Porque, ¿qué derecho tengo yo a separarlo de sus amigos”?




Violeta Parra - Gracias a la vida - Video

Delmira Agustini - Música Zitarrosa - Video

Eduardo Galeano - Mujeres - Video

Eduardo Galeano - Mujeres



1916, Buenos Aires: Isadora Duncan

           Isadora Descalza, desnuda, apenas envuelta en la Bandera Argentina, Isadora Duncan baila el Himno Nacional. Una noche comete esa osadía, en un café de estudiantes de Buenos Aires y a la mañana siguiente todo el mundo lo sabe: el empresario rompe el contrato, las buenas familias devuelven sus entradas al Teatro Colon y la prensa exige la expulsión inmediata de esta pecadora norteamericana que ha venido a la Argentina a mancillar los símbolos patrios. Isadora no entiende nada. Ningún francés protestó cuando ella bailó la Marsellesa con un chal rojo, azul y blanco por todo vestido. Si se puede bailar una emoción, si se puede bailar una idea, ¿por qué no se puede bailar un himno? La libertad ofende. Mujer de ojos brillantes, Isadora es enemiga declarada de la escuela tradicional, el matrimonio, la danza clásica, y de todo lo que enjaule al viento. Ella baila porque bailando goza, y baila lo que quiere, cuando quiere y como quiere, y las orquestas callan ante la música que nace de su cuerpo.


Si él hubiera nacido mujer

“De los dieciséis hermanos de Benjamín Franklin, Jane es la que más se le parece en talento y fuerza de voluntad.
Pero a la edad en que Benjamín se marchó de casa para abrirse camino, Jane se casó con un talabartero pobre, que la aceptó sin dote, y diez meses después dio a luz su primer hijo. Desde entonces, durante un cuarto de siglo, Jane tuvo un hijo cada dos años. Algunos niños murieron, y cada muerte le abrió un tajo en el pecho. Los que vivieron exigieron comida, abrigo, instrucción y consuelo. Jane pasó noches en vela acunando a los que lloraban, lavó montañas de ropa, bañó montoneras de niños, corrió del mercado a la cocina, fregó torres de paltos, enseñó abecedarios y oficios, trabajó codo a codo con su marido en el taller y atendió a los huéspedes cuyo alquiler ayudaba a llenar la olla. Jane fue esposa devota y viuda ejemplar; y cuando ya estuvieron crecidos los hijos, se hizo cargo de sus propios padres achacosos y de sus hijas solteronas y de sus nietos sin amparo.
Jane jamás conoció el placer de dejarse flotar en un lago, llevada a la deriva por un hijo de cometa, como suele hacer Benjamín a pesar de sus años. Jane nunca tuvo tiempo de pensar, ni se permitió dudar. Benjamín sigue siendo un amante fervoroso, pero Jane ignora que el sexo puede producir algo más que hijos.
Benjamín, fundador de una nación de inventores, es un gran hombre de todos los tiempos. Jane es una mujer de su tiempo, igual a casi todas las mujeres de todos los tiempos, que ha cumplido su deber en esta tierra y ha expiado su parte de culpa en la maldición bíblica. Ella ha hecho lo posible por no volverse loca y ha buscado, en vano, un poco de silencio.

             Su caso carecerá de interés para los historiadores.”



...”antes de escapar, las esclavas roban granos de arroz y de maíz, pepitas de trigo, frijoles y semillas de calabazas. Sus enormes cabelleras hacen de graneros. Cuando llegan a los refugios abiertos en la jungla, las mujeres sacuden sus cabezas y fecundan, así, la tierra libre”.

El amor

En la selva amazónica, la primera mujer y el primer hombre se miraron con curiosidad. Era raro lo que tenían entre las piernas.
-¿Te han cortado?- preguntó el hombre.
-No- dijo ella.  -Siempre he sido así.
Él la examinó de cerca. Se rascó la cabeza. Allí había una llaga abierta.
Dijo:
-No comas yuca, ni plátanos, ni ninguna fruta que se raje al madurar.Yo te curaré. Échate en la hamaca y descansa.
Ella obedeció. Con paciencia tragó los menjunjes de hierbas y se dejó aplicar las pomadas y los ungüentos. Tenía que apretar los dientes para no reírse, cuando él le decía:
-No te preocupes.
El juego le gustaba, aunque ya empezaba a cansarse de vivir en ayunas y tendida en una hamaca. La memoria de las frutas le hacía agua la boca.
Una tarde, el hombre llegó corriendo a través de la floresta. Daba saltos de euforia y gritaba:
-Lo encontré! Lo encontré!
Acababa de ver al mono curando a la mona en la copa de un árbol.
-Es así- dijo el hombre, aproximándose a la mujer.
Cuando terminó el largo abrazo, un aroma espeso, de flores y frutas, invadió el aire. De los cuerpos, que yacían juntos, se desprendían vapores y fulgores jamás vistos, y era tanta su hermosura que se morían de vergüenza los soles y los dioses.


El miedo

Esos cuerpos nunca vistos los llamaban, pero los hombres nivakle no se atrevían a entrar. Habían visto comer a las mujeres: ellas tragaban la carne de los peces con la boca de arriba, pero antes la mascaban con la boca de abajo. Entre las piernas, tenían dientes.
Entonces los hombres encendieron hogueras, llamaron a la música y cantaron y danzaron para las mujeres.
Ellas se sentaron alrededor, con las piernas cruzadas. Los hombres bailaron durante toda la noche. Ondularon, giraron y volaron como el humo y los pájaros.
Cuando llegó el amanecer, cayeron desvanecidos. Las mujeres los alzaron suavemente y les dieron agua de beber.
Donde ellas habían estado sentadas, quedó la tierra toda regada de dientes.


Las hormigas

Tracey Hill era una niña de un pueblo de Connecticut, y practicaba entretenimientos propios de su edad, como cualquier otro tierno angelito de Dios en el estado de Connecticut o en cualquier otro lugar de este planeta.
Un día, junto a sus compañeritos de la escuela, Tracey se puso a echar fósforos encendidos en un hormiguero. Todos disfrutaron mucho de este sano esparcimiento infantil; pero a Tracey la impresionó algo que los demás no vieron, o hicieron como que no veían, pero que a ella la paralizó y le dejó, para siempre, una señal en la memoria: ante el fuego, ante el peligro, las hormigas se separaban en parejas, y de a dos, bien juntas, bien pegaditas, esperaban la muerte.


La cultura del terror

A Ramona Caraballo la regalaron no bien supo caminar.
    Allá por 1850, siendo una niña todavía, ella estaba de esclavita en una casa en Montevideo. Hacía todo, a cambio de nada.
    Un día llegó la abuela a visitarla. Ramona no la conocía, o no recordaba. La abuela llegó desde el campo, muy apurada porque tenía que volverse en seguida al pueblo. Entró, pegó tremenda paliza a su nieta.
Ramona quedó llorando y sangrando.
La abuela le había dicho, mientras alzaba el rebenque:  - No te pego por lo que hiciste. Te pego por lo que vas a hacer.

  Antonio Berni

  Salvador Dalí

  Diego Rivera

  Frida Kahlo

  Pablo Picasso

  Oswaldo Guayasamin








Eduardo Galeano - Pájaros prohibidos - Video

Eduardo Galeano

La guerra
Eduardo Galeano
La Jornada

Seré curioso. A mediados del año pasado, mientras esta guerra se estaba incubando, George W. Bush declaró que "debemos estar listos para atacar en cualquier oscuro rincón del mundo". Irak es, pues, un oscuro rincón del mundo. ¿Creerá Bush que la civilización nació en Texas y que sus compatriotas inventaron la escritura? ¿Nunca escuchó hablar de la biblioteca de Nínive, ni de la torre de Babel, ni de los jardines colgantes de Babilonia? ¿No escuchó ni uno solo de los cuentos de las mil y una noches de Bagdad?
¿Quién lo eligió presidente del planeta? A mí, nadie me llamó a votar en esas elecciones. ¿Y a ustedes?
¿Elegiríamos a un presidente sordo? ¿A un hombre incapaz de escuchar nada más que los ecos de su voz? ¿Sordo ante el trueno incesante de millones y millones de voces que en las calles del mundo están declarando la paz a la guerra?
Ni siquiera ha sido capaz de escuchar el cariñoso consejo de Günter Grass. El escritor alemán, comprendiendo que Bush tenía necesidad de demostrar algo muy importante ante su padre, le recomendó que consultara a un sicoanalista en lugar de bombardear Irak.
En 1898, el presidente William McKinley declaró que Dios le había dado la orden de quedarse con las islas Filipinas, para civilizar y cristianizar a sus habitantes. McKinley dijo que habló con Dios mientras caminaba, a medianoche, por los corredores de la Casa Blanca. Más de un siglo después, el presidente Bush asegura que Dios está de su lado en la conquista de Irak. ¿A qué hora y en qué lugar recibió la palabra divina?
¿Y por qué Dios habrá dado órdenes tan contradictorias a Bush y al Papa de Roma?
Se declara la guerra en nombre de la comunidad internacional, que está harta de guerras. Y, como de costumbre, se declara la guerra en nombre de la paz.
No es por el petróleo, dicen. Pero si Irak produjera rabanitos en lugar de petróleo, ¿a quién se le ocurriría invadir ese país?
Bush, Dick Cheney y la dulce Condoleezza Rice, ¿habrán renunciado realmente a sus altos empleos en la industria petrolera? ¿Por qué esta manía de Tony Blair contra el dictador iraquí? ¿No será porque hace 30 años Saddam Hussein nacionalizó la británica Irak Petroleum Company? ¿Cuántos pozos espera recibir José María Aznar en el próximo reparto?
La sociedad de consumo, borracha de petróleo, tiene pánico al síndrome de abstinencia. En Irak, el elixir negro es el menos costoso y, quizá, el más cuantioso.
En una manifestación pacifista, en Nueva York, un cartel pregunta: "¿Por qué el petróleo nuestro está bajo las arenas de ellos?"
Estados Unidos ha anunciado una larga ocupación militar, después de la victoria. Sus generales se harán cargo de establecer la democracia en Irak.
¿Será una democracia igual a la que regalaron a Haití, República Dominicana o Nicaragua? Ocuparon Haití durante 19 años y fundaron un poder militar que desembocó en la dictadura de Francoise Duvalier. Ocuparon Dominicana durante nueve años y fundaron la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Ocuparon Nicaragua durante 21 años y fundaron la dictadura de la familia Somoza.
La dinastía de los Somoza, que los marines habían puesto en el trono, duró medio siglo, hasta que en 1979 fue barrida por la furia popular. Entonces, el presidente Ronald Reagan montó a caballo y se lanzó a salvar a su país amenazado por la revolución sandinista. Nicaragua, pobre entre los pobres, tenía, en total, cinco ascensores y una escalera mecánica, que no funcionaba. Pero Reagan denunciaba que Nicaragua era un peligro; y mientras él hablaba, la televisión mostraba un mapa de Estados Unidos tiñéndose de rojo desde el sur, para ilustrar la invasión inminente.
El presidente Bush, ¿le copia los discursos que siembran el pánico? ¿Bush dice Irak donde Reagan decía Nicaragua?
Títulos de los diarios, en los días previos a la guerra: "Estados Unidos está pronto a resistir el ataque".
Récord de ventas de cintas aislantes, máscaras antigás, píldoras antirradiaciones... ¿Por qué tiene más miedo el verdugo que la víctima? ¿Sólo por este clima de histeria colectiva? ¿O tiembla porque presiente las consecuencias de sus actos? ¿Y si el petróleo iraquí incendiara el mundo? ¿No será esta guerra la mejor vitamina que el terrorismo internacional está necesitando?
Nos dicen que Saddam Hussein alimenta a los fanáticos de Al Qaeda. ¿Un criadero de cuervos para que le arranquen los ojos? Los fundamentalistas islámicos lo odian. Es satánico un país donde se ven películas de Hollywood, muchos colegios enseñan inglés, la mayoría musulmana no impide que los cristianos anden con la cruz al pecho y no es muy raro ver mujeres con pantalones y blusas audaces.
No hubo ningún iraquí entre los terroristas que voltearon las torres de Nueva York. Casi todos eran de Arabia Saudita, el mejor cliente de Estados Unidos en el mundo. También es saudita Bin Laden, ese villano que los satélites persiguen mientras huye a caballo por el desierto, y que dice presente cada vez que Bush necesita sus servicios de ogro profesional.
¿Sabía usted que el presidente Dwight D. Eisenhower dijo, en 1953, que la "guerra preventiva" era un invento de Adolfo Hitler? Afirmó: "Francamente, yo no me tomaría en serio a nadie que me viniera a proponer una cosa semejante".
Estados Unidos es el país que más armas fabrica y vende en el mundo. Es, también, la única nación que ha arrojado bombas atómicas contra la población civil. Y siempre está, por tradición, en guerra contra alguien.
¿Quién amenaza la paz universal? ¿Irak?
¿Irak no respeta las resoluciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU)? ¿Las respeta Bush, que acaba de propinar la más espectacular patada a la legalidad internacional? ¿Las respeta Israel, país especializado en ignorarlas?
Irak ha desconocido 17 resoluciones de la ONU. Israel, 64. ¿Bombardeará Bush a su más fiel aliado?
Irak fue arrasado, en 1991, por la guerra de Bush padre, y hambreado por el bloqueo posterior. ¿Qué armas de destrucción masiva puede esconder este país masivamente destruido?
Israel, que desde 1967 usurpa tierras palestinas, cuenta con un arsenal de bombas atómicas que le garantizan la impunidad. Y Pakistán, otro fiel aliado que además es un notorio nido de terroristas, exhibe sus propias ojivas nucleares. Pero el enemigo es Irak, porque "podría tener" esas armas. Si las tuviera, como Corea del Norte proclama que las tiene, ¿se anima-rían a atacarlo?
¿Y las armas químicas y biológicas? ¿Quién vendió a Saddam Hussein las cepas para fabricar los gases venenosos que asfixiaron a los kurdos, y los helicópteros para arrojar esos gases? ¿Por qué Bush no muestra los recibos?
En aquellos años, guerra contra Irán, guerra contra los kurdos, ¿era Saddam menos dictador de lo que es ahora? Hasta Donald Rumsfeld lo visitaba en misión de amistad. ¿Por qué los kurdos son conmovedores ahora, y antes no? ¿Y por qué sólo son conmovedores los kurdos de Irak, y no los kurdos mucho más numerosos que sacrificó Turquía?
Rumsfeld, actual secretario de Defensa, anuncia que su país usará "gases no letales" contra Irak. ¿Serán gases tan poco letales como esos que Vladimir Putin usó, el año pasado, en el teatro de Moscú, y que mataron a más de cien rehenes?
Durante unos cuantos días, Naciones Unidas cubrió con una cortina el Guernica de Picasso, para que esa desagradable escenografía no perturbara los toques de clarín de Colin Powell.
¿De qué tamaño será la cortina que esconderá la carnicería de Irak, según la censura total que el Pentágono ha impuesto a los corresponsales de guerra?
¿Adónde irán las almas de las víctimas iraquíes? Según el reverendo Billy Graham, asesor religioso del presidente Bush y agrimensor celestial, el paraíso es más bien chico: mide nada más que mil 500 millas cuadradas. Pocos serán los elegidos. Adivinanza: ¿Cuál será el país que ha comprado casi todas las entradas?
Y una pregunta final, que pido prestada a John Le Carré:
-¿Van a matar a mucha gente, papá?
- Nadie que conozcas, querido. Sólo extranjeros.


Pablo Picasso - "Guernica"

Eduardo Galeano

La teoría del fin de la Historia: El desprecio como destino


1
¿Fin de la historia? Para nosotros, no es ninguna novedad. Hace ya cinco siglos, Europa decretó que eran delitos la memoria y la dignidad en América. Los nuevos dueños de estas tierras prohibieron recordar la historia, y prohibieron hacerla. Desde entonces, sólo podemos aceptarla.

2
Pieles negras, pelucas blancas, coronas de luces, mantos de seda y pedrería: en el carnaval de Río de Janeiro, los muertos de hambre sueñan juntos y son reyes por un rato. Durante cuatro días, el pueblo más musical del mundo vive su delirio colectivo. Y el miércoles de cenizas, al mediodía, se acabó la fiesta. La policía se lleva preso a quien siga disfrazado. Los pobres se despluman, se despintan, se arrancan las máscaras visibles, máscaras que desenmascaran, máscaras de la libertad fugaz, y se colocan las otras máscaras, invisibles, negadoras de la cara: las máscaras de la rutina, la obediencia y la miseria. Hasta que llegue el próximo carnaval, las reinas vuelven a lavar platos y los príncipes a barrer las calles.
Ellos venden diarios que no saben leer, cosen ropas que no pueden vestir, lustran autos que nunca serán suyos y levantan edificios que jamás habitarán. Con sus brazos baratos, ellos brindan productos baratos al mercado mundial.
Ellos hicieron Brasilia, y de Brasilia fueron expulsados.
Cada día ellos hacen el Brasil, y el Brasil es su tierra de exilio.
Ellos no pueden hacer la historia. Están condenados a padecerla.

3
Fin de la historia. El tiempo se jubila, el mundo deja de girar. Mañana es otro nombre de hoy. La mesa está servida, y la civilización occidental no niega a nadie el derecho de mendigar las sobras.
Ronald Reagan despierta y dice: "La guerra fría acabó. Hemos ganado". Y Francis Fukuyama, un funcionario del Departamento de Estado, gana súbitamente éxito y fama descubriendo que el fin de la guerra fría es el fin de la historia. El capitalismo, que dice llamarse democracia liberal, es el puerto de lleegada de todos los viajes, "la forma final de gobierno humano".
Horas de gloria. Ya no existe la lucha de clases y al Este ya no hay enemigos, sino aliados. El mercado libre y la sociedad de consumo conquistan el consenso universal, que había sido demorado por el desvío histórico del espejismo comunista. Como quería la Revolución Francesa, ahora somos todos libres, iguales y fraternales. Y todos propietarios. Reino de la codicia, paraíso terrenal.
Como Dios, el capitalismo tiene la mejor opinión sobre sí mismo, y no hay duda de su propia eternidad.

4
Bienvenida sea la caída del muro de Berlín, dice un diplomático peruano, Carlos Alzamora, en un artículo reciente; pero dice que el otro muro, el que separa al mundo pobre del mundo opulento, está más alto que nunca. Un apartheid universal: los brotes de racismo, intolerancia y discriminación, cada vez más frecuentes en Europa, castigan a los intrusos que saltan ese alto muro para meterse en la ciudadela de la prosperidad.

Y a la vista está. El muro de Berlín ha muerto de buena muerte, pero no alcanzó a cumplir treinta años de vida, mientras que el otro muro celebrará muy pronto sus cinco siglos de edad. El intercambio desigual, la extorsión financiera, la sangría de capitales, el monopolio de la tecnología y de la información y la alienación cultural son los ladrillos que día a día se agregan, a medida que crece el drenaje de riqueza y soberanía desde el Sur hacia el Norte del mundo.

5
Con el dinero ocurre al revés que con las personas: cuanto más libre, peor. El neoliberalismo económico, que el Norte impone al Sur como fin de la historia, como sistema único y último, consagra la opresión bajo la bandera de la libertad. En el mercado libre es natural la victoria del fuerte y legitima la aniquilación del débil. Así se eleva el racismo a la categoría de doctrina económica. El Norte confirma la justicia divina: Dios recompensa a los pueblos elegidos y castiga a las razas inferiores, biológicamente condenadas a la pereza, la violencia y la ineficacia. En un día de trabajo, un obrero del Norte gana más que un obrero del Sur en medio mes.

6
Salarios de hambre, costos bajos, precios de ruina en el mercado mundial.
El azúcar es uno de esos productos latinoamericanos condenados a la inestabilidad y la caída. Durante muchos años, hubo una excepción: la Unión Soviética ha pagado, y paga todavía, un precio equilibrado por el azúcar de Cuba. Ahora, en plena euforia, el capitalismo triunfante se frota las manos. Hay bastantes indicios de que ese pacto comercial no va a durar mucho tiempo más. Y a nadie se le ocurre pensar que esa excepción ejemplar pudiera anunciar la posible creación de un nuevo orden internacional más justo, una alternativa al sistemático saqueo que los técnicos llaman "deterioro de los términos de intercambio". No: si los soviéticos pagan todavía buen precio por el azúcar cubano, eso no hace más que probar las diabólicas intenciones que han guiado los malos pasos de Moscú, que se metía donde no debía cuando usaba cuernos, tridente y rabo.
El orden vigente es el único orden posible: el comercio ladrón es el fin de la historia.

7
Preocupado por el colesterol, olvidado del hambre, el Norte practica, sin embargo, la caridad. La Madre Teresa de Calcuta es más eficiente que Carlos Marx. La ayuda del Norte al Sur es muy inferior a las limosnas solemnemente comprometidas ante las Naciones Unidas, pero sirve para que el Norte coloque la chatarra de guerra, mercancías sobrantes y proyectos de desarrollo que subdesarrollan al Sur y multiplican la hemorragia para curar la anemia.
Mientras tanto, en los últimos cinco años, el Sur ha donado al Norte una suma infinitamente mayor, equivalente a dos planes Marshall en valores constantes, por concepto de intereses, ganancias, royalties y diversos tributos coloniales. Y mientras tanto, los bancos acreedores del Norte destripan a los Estados deudores del Sur, y se quedan con nuestras empresas públicas a cambio de nada.
Menos mal que el imperialismo no existe. Ya nadie lo menciona: por lo tanto, no existe. También esa historia se acabó.

8
Pero, si los imperios y sus colonias yacen en las vitrinas del museo de antigüedades, ¿por qué los países dominantes siguen armados hasta los dientes? ¿Por el peligro soviético? Esa coartada ya no se la creen ni los soviéticos. Si la cortina de hierro se ha derretido y los malos de ayer son los buenos de hoy, ¿por qué los poderosos siguen fabricando y vendiendo armas y miedo?
El presupuesto de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos es mayor que la suma de todos los presupuestos de educación infantil en el llamado Tercer Mundo. ¿Despilfarro de recursos? ¿O recursos para defender el despilfarro? La organización desigual del mundo, que simula ser eterna, ¿podría sostenerse un sólo día más si se desarmaran los países y las clases sociales que se han comprado el planeta?
Este sistema enfermo de consumismo y arrogancia, vorazmente lanzado al arrasamiento de tierras, mares, aires y cielos, monta guardia al pie del alto muro del poder. Duerme con un solo ojo, y no le faltan motivos.
El fin de la historia es su mensaje de muerte. El sistema que sacraliza el caníbal orden internacional, nos dice: "Yo soy todo. Después de mí, nada".

9
Desde la pantalla de una computadora, se decide la buena o mala suerte de millones de seres humanos. En la era de las superempresas y la supertecnología, unos son mercaderes y otros somos mercancías. La magia del mercado fija el valor de las cosas y de la gente.
Los productos latinoamericanos valen cada vez menos. Nosotros, los latinoamericanos, también.
El Papa de Roma ha condenado enérgicamente el fugaz bloqueo, o amenaza de bloqueo, contra Lituania, pero el Santo Padre nunca dijo ni pío sobre el bloqueo contra Cuba, que ya lleva treinta años, ni sobre el bloqueo contra Nicaragua, que duró diez. Normal. Y normal es, ya que tan poco valemos los latinoamericanos vivos, que nuestros muertos se coticen cien veces menos que las víctimas del hoy desintegrado Imperio del Mal. Noam Chomsky y Edward Herman se han tomado el trabajo de medir el espacio que merecemos en los principales medios norteamericanos de comunicación. Jerzy Popieluszko, sacerdote asesinado por el terror de Estado en Polonia, en 1984, ha ocupado más espacio que la suma de cien sacerdotes asesinados por el terror de Estado en América Latina en estos últimos años.
Nos han impuesto el desprecio como costumbre. Y ahora nos venden el desprecio como destino.

10
El Sur aprende geografía en mapamundis que lo reducen a la mitad de su tamaño real. Los mapamundis del futuro, ¿lo borrarán del todo?
Hasta ahora, América Latina era la tierra del futuro.
Cobarde consuelo; pero algo era.
Ahora nos dicen que el futuro es el presente.


(1990)



Diego Rivera


Eduardo Galeano

Diccionario del Nuevo Orden Mundial

 apartheid. Sistema original de África del Sur, destinado a evitar que los negros invadan su propio país. El Nuevo Orden lo aplica, democráticamente, contra todos los pobres del mundo, sea cual fuera su color.

bandera. Contiene tantas estrellas que ya no queda lugar para las barras, Japón y Alemania estudian diseños alternativos.

comercio, libertad de. Droga estupefaciente prohibida en los países ricos, que los países ricos venden a los países pobres.

costos, cálculo de. Se estima en 40 millones de dólares el costo mínimo de una campaña electoral para presidente de los Estados Unidos. En los piases del Sur, el costo de fabricación de un presidente resulta considerablemente mas reducido, debido a la ausencia de impuestos y al bajo precio de la mano de obra.

creación. Delito cada vez menos frecuente.

cultura universal. Televisión.

desarrollo. En las sierras de Guatemala: No se necesita matar a todos. Desde 1982, nosotros dimos desarrollo al 70% de la población, mientras matamos al 30% (General Héctor Alejandro Gramajo, ex ministro de Defensa de Guatemala, recientemente graduado en el curso de Relaciones   Internacionales de la Universidad de Harvard. Publicado en Harvard International Review, edición de primavera de 1991).

deuda externa. Compromiso que cada latinoamericano contrae al nacer, por la módica suma de 2 000 dólares, para financiar el garrote con el que será golpeado.

dinero, libertad del. Dícese del rey Herodes suelto en una fiesta infantil.

gobierno. En el Sur, institución especializada en la difusión de la pobreza, que periódicamente se reúne con sus pares para festejar los resultados de sus actos. La ultima Conferencia Regional sobre la Pobreza, que congrego en Ecuador a los gobiernos de América Latina, revelo que se ha logrado condenar a la pobreza a un 62,3 por ciento de la población latinoamericana. La Conferencia celebro la eficacia del nuevo Método Integrado de Medición de la Pobreza (MIMP).

guerra. Castigo que se aplica a los piases del Sur cuando pretenden elevar los precios de sus productos de exportación. El mas reciente escarmiento fue exitosamente practicado contra Irak. Para corregir la cotización del petróleo fue necesario producir 150 mil daños colaterales, vulgarmente llamados víctimas humanas, a principios de 1991.

guerra fría. Ya era. Se necesitan nuevos enemigos. Interesados dirigirse al Pentágono, Washington DC, o a la comisaria de su barrio.

historia. El 12 de octubre de 1992 el Nuevo Orden Mundial cumplió 500 años.

ideologías, muerte de las. Expresión que comprueba la definitiva extinción de las ideas molestas y de las ideas en general.

impunidad. Recompensa que se otorga al terrorismo, cuando es de estado.

intercambio. Mecanismo que permite a los piases pobres pagar cuando compran y cuando venden también. Una computadora cuesta, hoy día, tres veces más café y cuatro veces más cacao que hace cinco años (Banco Mundial, cifras de 1991.)

life, american way of. Modo de vida típico de los Estados Unidos, donde se practica poco.

mercado. Lugar donde se fija el precio de la gente y otras mercancías.

mundo. Lugar peligroso «A pesar de la desaparición de la amenaza soviética, el mundo continua siendo un lugar peligroso.» (George Bush, mensaje anual al Congreso, 1991.)

mundo, mapa del. Un mar de dos orillas. Al Norte, pocos con mucho. Al Sur, muchos con poco. El este que ha logrado dejar de ser Este, quiere ser Norte, pero a la entrada del Paraíso un cartel dice: Completo.
naturaleza. Los arqueólogos han localizado ciertos vestigios.
orden. El mundo gasta seis veces más fondos públicos en investigación militar que en investigación médica. (Organización Mundial de la Salud, datos de 1991.)

poder. Relación del Norte con el Sur. Dícese también de la actividad que en el Sur ejerce la gente del Sur que vive y gasta y piensa como si fuera del Norte.

riqueza. Según los ricos, no produce la felicidad. Según los pobres, produce algo bastante parecido. Pero los estadistas indican que los ricos son ricos porque son pocos, y las fuerzas armadas y la policía se ocupan de aclarar cualquier posible confusión al respecto.

veneno. Sustancia que actualmente predomina en el aire, el agua, la tierra y el alma.


Ricardo Carpani - "Conciencia"


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